Investigación artística sobre el paisaje de montaña y su representación visual a través de la fotografía, un medio que lo ha modelado y construido culturalmente. El proyecto está configurado a través de fragmentación, repetición, multiplicación y superposición de imágenes en secuencias, polípticos y retículas junto con instalaciones de vídeo y gráficos de representación espacial.
Una historia infinita
La montaña y la imagen de la montaña
Ros Boisier rastrea el imaginario de la montaña asturiana, heredero de la pintura del siglo XIX, e indaga en sus derivas y en una posible reinterpretación cultural. Lo elevado profundo se abre a la especulación sobre los orígenes de los arquetipos paisajísticos establecidos y al análisis de nuevas maneras de aproximación a la montaña astur a partir de la contemporaneidad y los nuevos medios artísticos. Desde la interdisciplinariedad, Boisier investiga los fondos de la Fototeca del Muséu del Pueblu d’Asturies y se apropia de imágenes de Rafael Suárez y José Ramón Lueje para resignificarlas junto a sus fotografías, gráficos de mapeo físico y videoinstalaciones.
La pintura abonó el terreno y la fotografía tomó el testigo. En Lo elevado profundo se avanza un paso más. Ros Boisier cuestiona los códigos visuales establecidos y lo que estos pueden comunicar, analiza no solo la estética, sino también el uso de las imágenes y emplea la fotografía como medio de experimentación con sus múltiples posibilidades de repetición y de superposición, incluyendo también el fragmento y el error como elementos de investigación.
La montaña y la imagen de la montaña. La imagen de la imagen de la montaña. La historia de la montaña es una historia infinita. Infinita y dual. Una es la historia geológica de pliegues y repliegues en continua fluctuación. Otra es la historia infinita de su representación visual. Ambas historias confluyen en Lo elevado profundo.
Natalia Alonso Arduengo