Ros Boisier indaga en la imagen recurrente, aquella que se multiplica en su ambigua apariencia y se antepone al desarraigo, a la incertidumbre y a la soledad, a través de paisajes naturales y las ciudades recorridas y habitadas. Una imagen que surge del distanciamiento con su lugar de origen y que muta ante la vulnerabilidad de las sociedades contemporáneas.
El desplazamiento, como eco interior de lo múltiple, se aproxima a la identidad radical de quien ve en el desapego la necesidad de pertenecer a sí misma.